Eslovenia: un polje, una dolina, un lapiaz y un bebé (itinerario)

13 al 30 agosto 2018

Quien siga esta bitácora sabe de sobra que mi afición a la geomorfología y al paisaje limita la obsesión, pero esa  obsesión se agudiza cuando me topo con un paisaje de origen volcánico o con un fenómeno kárstico. Dame un volcán o una roca carbonatada y seré feliz (aunque quizá tú me veas como un friki insoportable). Así que intento escoger destinos que me hagan feliz. Eslovenia no tiene volcanes, es verdad, pero no le faltan paisajes kársticos, de hecho una de sus regiones se llama directamente Karst. Así durante varios meses estudié el país para encontrar atractivos que sedujeran a Merchef y aceptase Eslovenia como un destino de viaje en familia. Al final lo conseguí, y allí que nos fuimos Merchef, Passepartout y nuestra pequeña Koala de 15 meses.   Aquí un breve resumen de nuestro periplo esloveno y una demostración, para los que  necesitan demostraciones empíricas de que un bebé también puede ir de viaje y lo puede disfrutar.

Este fue nuestro itinerario.

Día 1 de viaje. Vuelo Zaragoza-Venecia. Nuestro avión llega con retraso de su anterior destino. Se prevé un retraso de una hora, lo que pone en jaque gran parte de nuestra operación, ya que semejante retraso podría implicar que no llegásemos a tiempo a recoger nuestro coche de alquiler pues la oficina cierra a media noche y por lo tanto perderíamos la reserva tanto del vehículo como de hotel a pocos kilómetros del Aeropuerto Venecia Marco Polo. En seguida Merchef se pone al teléfono para contactar con la oficina de alquiler de coches, yo me pongo al bebé para intentar dormirlo. Ambos fracasamos en el intento y una hora después nos montamos en el avión sin haber hablado con el rent a car y con la pequeña koala despierta.  Pero el piloto se pone de nuestro lado, pisa el acelerador (suponiendo que en los aviones los aceleradores se pisen) y llegamos al alquiler de coches 5 minutos antes de que cierren. Desde allí nos vamos al hotel Ambra en Quarto D’Altino a unos 15 minutos del aeropuerto en dirección Trieste.

 

Día 2, 3, 4. Kobarid. Entre montañas y ríos. Es una de las principales localidades del Valle del Soča. Desde España habíamos reservado tres noches en la pequeña localidad de Suzid, a escasos kilómetros de Kobarid. El apartamento era impecable, amplio, limpio, cómodo y lo mejor de todo, disponía de una terraza con unas espectaculares vistas y barbacoa. Si solo pudiéramos recomendar un alojamiento de nuestra expedición eslovena sería, sin duda, este. Qué desconcertante es cuando las fotos del alojamiento no hacen justicia a la realidad y esta es mucho mejor que su representación en una pantalla. Desde Kobarid hicimos algunas visitas aptas con un bebé en porteo: cascada Kozjak, la garganta Tolmin o la gran garganta de Soča en el Soča Trail aguas arriba de Bovec. Ahh no nos perdimos el impresionante osario italiano, un monumental cementerio creado por Mussolini en el que descansan los restos de más de 7.000 italianos muertos en el frente de Isonza en la Primera Guerra Mundial.

Camino de la cascada de Kozjak

 

Días 5 y 6. Postojna. El mundo del Karst. Después de los apacibles días en nuestra casa de Kobarid se nos abría un mundo de incertidumbre. No teníamos alojamiento reservado y nuestro siguiente destino, la zona del Lago Bled y lago Bohinj, apuntaba estar atestada en pleno mes de agosto. Con nuestra pequeña koala no nos veíamos en la tesitura de ir buscando alojamiento entre biberón y cambio de pañal, así que decidimos cambiar de destino y seguir ruta hacia el Sur. Hacia el Karst y sus famosas cuevas. Encontramos una habitación en el albergue juvenil de Postojna y fue todo un acierto. Una amplia habitación, con tres cómodas camas, baño compartido pero impecable y una cocina común en la que preparar desayuno y cena para los tres cumplieron de sobra nuestras expectativas en nuestra primera aventura familiar en un albergue juvenil. Postjona fue nuestra base para adentrarnos en las maravillas del Karst. Desde allí descubrimos el castillo de Predjama, el polje de Černika y sobre todo las cuevas de Skocjan, el paisaje subterráneo más espectacular que jamás hayamos visitado. Si estás en Eslovenia y dudas entre ir a las cuevas Postojna o las de Skocjan, no te podemos ayudar ya que no entramos en las de Postojna, pero sí que te podemos decir que al menos debes entrar en las de Skocjan ya que esconden un impresionante cañón subterráneo digno de una novela de Julio Verne.

 

Castillo de Predjama

Dias 7, 8 y 9 Liubliana. Una inesperada sorpresa. Había leído su nombre en los mapas, a veces con una «j» a veces con «i», pero era siempre un enigma. Aparecimos un mediodía de agosto en la capital de Eslovenia. Nos instalamos en un apartamento y preparados para explorar la capital. Tres días son suficientes aunque con dos puedes recorrer casi todos los puntos de interés. Con un centro en agosto atestado de turistas Liubliana tiene no sé qué que recuerda Praga: turistas, puentes, castillos, parques, vida en la calle; pero como en miniatura, como si se hubiera detenido el crecimiento para no morir de éxito. Pasear por su centro histórico esquivando paseantes y turistas es un «must», lo mismo que hacerse una foto en el puente de los dragones, el símbolo de la ciudad. No te pierdas el funicular que sube al castillo. Y si al caer la noche el cuerpo te pide una cerveza sube a tomártela a la terraza del rascacielos Nebotičnik. Quizá llamar «rascacielos» a este edificio sea mucho decir hoy en día, pero en su momento fue el edificio más alto de la ciudad. Y si hace buen tiempo y eres de los que disfruta de un picnic, entonces coge una manta y unas provisiones y disfruta del Tívoli, un gran parque en pleno centro. Ahh vigila con las ardillas.

 

Liubliana

Día 10 Bohinj y Bled. Si te has decidido por pasar tus vacaciones en Eslovenia y has investigado un poco seguro que te has topado con estas cuatro letras: b,l,e,d. De hecho quizá haya sido esa foto de un lago con islita e iglesia incluida lo que te haya finalmente animado a elegir Eslovenia. Y te voy a decir una cosa, el lugar merece la pena… Será muy turístico, habrá mucha gente paseando alrededor del lago, pero igual da, es un paraje dotado de un encanto especial. Y ya sabes si no quieres cruzarte con mucha gente, madruga. Desde Bled, aprovechamos para visitar el lago Bohinj, que como concepto de lago de montaña nos gustó más que el de Bled. Bohinj  es perfecto para darse un chapuzón o para iniciarse en algún deporte acuático, en nuestro caso Paddle Surf, o simplemente para tumbarse en la orilla y ver como avanzan las nubes. Para dormir en Bled, hay muchos hoteles, hostales y B & B, y nosotros elegimos uno que nos encantó, la antigua casa parroquial, ahora convertida en bed & breakfast.

Lago Bohinj

 

Lago e isla de Bled

Días 11 y 12 Kamnik. El pueblo de la cerveza. Pero de esto nos enteramos hasta que estuvimos allí. Es una pequeña ciudad muy agradable y que acoge a un gran número de pequeñas factorías de cerveza artesana. Además es una base perfecta para explorar los Alpes de Kamnik y sobre todo los pastos de Velika Planina. Velika Planina fue nuestra primera experiencia familiar en Teleférico y en Telesilla. Y salimos sanos y salvos de tan curioso viaje los tres: padre, madre y koaleta de 15 meses. Y sin duda, dar un paseo por los pastos alpinos salpicados de vacas y de cabañas de pastores fue todo un punto para el bebé. Quizá no tanto para quien la porteaba. Pero si por algo estuvimos a gusto en Kamnik fue porque nuestro alojamiento fue muy acogedor. Y Rok, nuestro anfitrión fue encantador, y claro esto hace que puedas estar a gusto incluso en el infierno, sin embargo Kamnik fue un poco el cielo.

Velika Planina

Días 13 al 17. Istria. Parece que unas buenas vacaciones en familia deben tener su dosis de playa, sol y mar. Y aunque no somos muy de pasar las horas al sol decidimos pasar el final de nuestras vacaciones en Istria, una región a caballo entre Croacia, Eslovenia e Italia. Nuestras bases de operaciones fueron las ciudades de Porec en Croacia y Koper en Eslovenia. Y si bien es cierto que el tiempo no nos acompañó y las tormentas fueron nuestras peores enemigas cada vez que cogíamos los bártulos y nos acercábamos a intentar darnos un baño, todavía pudimos disfrutar de algunas excursiones bien interesantes: Basílica Eufrásica de Porec (no te la pierdas para darte un baño de brillos con sus mosaicos), Rovinj (deja el carrito del bebé en el coche, haz caso a unos que no lo hicieron), el demasiado turístico pueblo de Motuvun y la igual de turística pero más encantadora aldea de Groznjan y sobre todo la pequeña iglesia de la Santa Trinidad en Eslovenia que atesora unos bien curiosos frescos románicos con esqueletos danzantes (danzas de la muerte).

Piran en la costa eslovena

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